Ernesto Puente y Juan Alvear, cofundadores de QUIXOTIC.

Ernesto Puente y Juan Alvear, cofundadores de QUIXOTIC. QUIXOTIC

Opinión FAST & FORWARD

El papel de la IA en la transición energética

Ernesto Puente y Juan Alvear
Publicada

A medida que avanzamos en 2025, el ecosistema empresarial global ha reforzado su apuesta por la inteligencia artificial como una de las tecnologías más transformadoras de nuestro tiempo. Tras un 2024 marcado por el auge sin precedentes en su desarrollo, las compañías han comenzado a integrar cada vez más esta tecnología para optimizar tareas de bajo valor añadido que antes requerían una inversión significativa de tiempo y recursos. Se espera que aquellas empresas que aún no han dado el paso lo hagan durante este año, consolidando a la IA como un pilar clave en la transformación digital a escala mundial.

España es un claro reflejo de esta tendencia. Según un estudio de IBM, las empresas españolas aumentarán su inversión en IA en un 61% a lo largo de 2025, lo que demuestra la creciente necesidad por parte de las organizaciones de adaptarse a una nueva era impulsada por la automatización y el análisis de datos. Este proceso no solo busca mejorar la eficiencia operativa, sino también garantizar la competitividad en un mercado donde la innovación tecnológica se ha convertido en un diferenciador estratégico.

Al igual que sucedió con la llegada de internet en los años 90 o la masificación del teléfono móvil en los 2000, la inteligencia artificial está dejando de ser una tecnología exclusiva para unos pocos para también convertirse en el eje transformador de sectores más tradicionales e históricamente reticentes al cambio. La razón de este cambio de enfoque es evidente: las empresas han identificado en la IA una oportunidad de escalar sus operaciones y generar un impacto positivo en la sociedad.

Uno de los sectores donde esta transformación está teniendo un mayor impacto es el energético. Tradicionalmente marcado por estructuras rígidas y procesos burocráticos, este sector está inmerso en una acelerada digitalización impulsada por la necesidad de optimizar recursos, reducir la huella de carbono y responder a un consumidor más exigente y consciente del impacto ambiental de su consumo energético.

En un contexto donde la crisis climática ocupa un lugar central en las agendas políticas y empresariales, la transición energética se ha convertido en una prioridad global. En España, ocho de cada diez ciudadanos consideran el cambio climático como una de las principales amenazas, según datos del Global Attitudes Survey del Pew Research Center, lo que refleja una creciente demanda social por soluciones que faciliten el acceso a energías limpias.

A nivel europeo, iniciativas como el Pacto Verde Europeo buscan acelerar la descarbonización del continente y alcanzar la neutralidad climática para 2050, fomentando el uso de energías renovables y reduciendo la dependencia de los combustibles fósiles. Sin embargo, más allá de un marco regulador claro que impulse esta transición, el papel de las empresas energéticas es fundamental para transformar el modelo actual y hacer que la energía verde sea una realidad accesible para todos.

En este escenario, la IA se ha convertido en un aliado estratégico para avanzar hacia un sistema energético más eficiente y sostenible. Su integración no solo optimiza la gestión de los recursos, sino que también acelera el desarrollo de productos innovadores que facilitan la adopción de energías renovables por parte de consumidores y empresas.

En los últimos meses, hemos sido testigos del auge de nuevas plataformas con un fuerte ADN tecnológico que han encontrado en la IA una oportunidad para transformar la gestión energética. A través de soluciones basadas en la nube, estas compañías ofrecen a comercializadoras y comunidades energéticas herramientas avanzadas para mejorar la eficiencia operativa y simplificar procesos complejos.

La IA ha reducido drásticamente los tiempos de desarrollo e integración de nuevos productos y servicios energéticos, pasando de meses a días o incluso horas. Esto supone una ventaja competitiva para comercializadoras que necesitan adaptarse rápidamente a un mercado en constante evolución.

Los algoritmos de aprendizaje automático permiten prever con precisión la demanda energética, ajustando la producción en tiempo real y evitando el desperdicio de recursos. Además, facilitan la detección temprana de fallos en el suministro y retrasos en la facturación, mejorando la eficiencia operativa y la experiencia del usuario final.

Este avance también está mejorando la experiencia del consumidor al facilitar herramientas de interacción intuitivas. Tecnologías de lenguaje natural permiten a los profesionales del sector realizar búsquedas avanzadas en tiempo real sin necesidad de contar con conocimientos técnicos, acelerando la toma de decisiones estratégicas y la resolución de incidencias.

Por ejemplificarlo mejor, gracias a estos avances, un usuario con paneles solares en su vivienda puede monitorizar su consumo energético en tiempo real y recibir alertas automatizadas en caso de anomalías. Si surge un problema, la IA optimiza los tiempos de respuesta y mejora la precisión en la solución, asegurando una experiencia más eficiente y fluida tanto para comercializadoras como para consumidores.

No hay duda de que la IA está transformando el futuro del sector energético, impulsando redes de suministro más eficientes y sostenibles. Su capacidad para mejorar la eficiencia, reducir el impacto ambiental y ofrecer soluciones más accesibles y personalizadas está redefiniendo las reglas del juego. Por ello, es preciso que todas las compañías del sector, independiente de su tamaño, tengan acceso a soluciones integrales que les permitan mantenerse a la cabeza de la innovación si pretenden sobrevivir a largo plazo.  

En este escenario, España tiene una oportunidad única para posicionarse a la vanguardia de esta revolución, pero capitalizar este potencial requiere un compromiso firme con la innovación, la formación de talento especializado y el desarrollo de infraestructuras tecnológicas que permitan escalar estas soluciones a nivel europeo y global.

La IA representa una oportunidad estratégica para fortalecer la competitividad de nuestra región en sectores estratégicos. También es la clave para construir un futuro energético más resiliente, accesible y alineado con los objetivos de sostenibilidad globales. Por ello, la pregunta ya no es si la inteligencia artificial desempeñará un papel fundamental en la industria energética, sino qué empresas y países sabrán aprovechar su potencial para liderar esta nueva era.

***Ernesto Puente y Juan Alvear son cofundadores de QUIXOTIC